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El ataque de Irán permite a Netanyahu romper el aislamiento de Israel y abre la puerta a una alianza con Arabia Saudita

Con el ataque iraní sin precedentes de este sábado por la noche, Benjamín Netanyahu logró romper por un instante el aislamiento regional por la ofensiva en la Franja de Gaza. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Jordania y Arabia Saudita participaron del derribo de proyectiles lanzados por el régimen de los ayatolás a territorio israelí o incluso abrieron su espacio aéreo para neutralizar la amenaza. 

Israel festejó este domingo que se logró derribar el 99% de los más de 300 drones y misiles que lanzó Irán como represalia por el bombardeó de Israel al consulado de Irán en Damasco, Siria, el pasado 1 de abril, que causó la muerta del general de la Guardia Republicana, Mohammad Reza Zahedi, y otros seis oficiales iraníes.

Lejos de dejarse intimidar por la represalia iraní, Benny Gantz, líder del gabinete de guerra de Israel y rival político de Netanyahu, se entusiasmó con la posibilidad de reflotar una “alianza estratégica contra la grave amenaza de Teherán”. Mientras que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, también destacó la “alianza fuerte y poderosa con EEUU y otros países para el bloqueo total de las amenazas”. Pero esa alianza tendría una condición, al menos por parte de la administración Biden: que Netanyahu abandone la idea de responder el ataque de Irán.

Irán ataca Israel por primera vez en la historia y deja a Medio Oriente al borde de la guerra total

Una cosa es repeler la jugada de los iraníes, contenida y casi quirúrgica -no se trató de un ataque a gran escala y el único blanco alcanzado, una base militar al sur de Israel, apenas sufrió daños menores- y otra precipitarse a una guerra a escala regional, como parece intentar Netanyahu y los sectores más belicistas de su coalición, las más extremista en la historia del país. De hecho, los resultados parecen negar la necesidad de una escalada.

Biden le recomendó este domingo a Netanyahu no responder el ataque de Irán. La Casa Blanca entiende que una cosa es repeler la jugada de los iraníes, contenida y casi quirúrgica -el único blanco alcanzado, una base militar al sur de Israel, apenas sufrió daños menores- y otra precipitarse a una guerra a escala regional, como temen intente el primer ministro israelí, junto a los sectores más belicistas de su coalición.

Según Israel, la operación defensiva interceptó cerca del 99% de los proyectiles. Ninguno de los 170 drones lanzados por Irán entraron a suelo israelí, unos pocos de los 120 misiles balísticos penetraron sus fronteras y los 30 misiles de crucero fueron repelidos antes de cruzar. A simple vista, se trató de un ataque casi coreografiado, mientras la oportunidad de crear una coalición militar junto a países sunitas -la rama mayoritaria del islam, que tiene a los sauditas como líderes en la zona- para hacer frente a la teocracia chiita iraní -con sus aliados en Irak, Líbano y Yemen- se asemeja a un espejismo.

El líder del gabinete de guerra de Israel, Benny Gantz, en una reciente visita a Washington.

Said Chaya, coordinador del Núcleo de Estudios de Medio Oriente de la Universidad Austral, dijo a LPO que el ataque “tuvo que ver con la necesidad de Irán de responder una agresión gravísima como fue el bombardeo a su consulado”. “Tanto EEUU como Irán están comprometidos con un proceso de contención del conflicto en lugar expansión del conflicto. Los dos están con un escenario interno donde la guerra no es un factor favorable. Pero ambos deben comportarse de la forma en la que se espera que se comporten. Irán sosteniendo su rol de potencia aspiracional en la región y EEUU como aliado de Israel”, explicó.

Tanto EEUU como Irán están comprometidos con un proceso de contención del conflicto en lugar expansión del conflicto. Los dos están con un escenario interno donde la guerra no es un factor favorable. Pero ambos deben comportarse de la forma en la que se espera que se comporten. Irán sosteniendo su rol de potencia aspiracional en la región y EEUU como aliado de Israel

El analista también relativizó la potencial alianza que salió a celebrar Israel. “La semana pasada Irán condujo una serie de reuniones con altos dignatarios de los países árabes. Mi impresión es que les comunicó el avance de esta operación. Lo veo como una coordinación general del tema, es decir, Irán informa que va a llevar adelante un proceso de respuesta y Jordania y Arabia Saudita informan que van a interceptar los misiles que ingresen a su territorio. Irán no tiene derecho a violar el espacio aéreo de terceros Estados. Eso lleva a que los dos países tengan derecho a bajarlos. No lo hicieron ni en solidaridad con Israel. Con EEUU sí puede haber una suerte de coordinación”, aseguró Chaya.

El problema para la Casa Blanca es el afán de Netanyahu por confrontar de forma directa con Irán, el rival número uno de Israel. De acuerdo a la CNN, el Wall Street Journal y NBC News, Biden le dejó en claro al primer ministro israelí que no EEUU no va involucrarse en una eventual contraofensiva. Es una forma de disuadir a su aliado, pero el temor a la reacción de Israel, que podría arrastrar a los estadounidenses a una guerra abierta, es real. “El presidente ha sido claro: no queremos que esto se intensifique. No buscamos una guerra más amplia con Irán”, avisó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.

El ayatolla de Irán, Ali Jamenei.

Aun así, la tentación es demasiado grande para Netanyahu. Antes del mega ataque de Hamas del 7 de octubre, el primer ministro se había encargado de polarizar al máximo a la sociedad israelí y la oposición -desde los partidos árabes y la izquierda pacifista, pasando por los moderados como Gantz y Yair Lapid- le reprochaban su reforma a la Corte Suprema, que recortaba la independencia del Poder Judicial y garantizaba su control político, y la participación de figuras extremistas en el gabinete.

La ofensiva a la Franja de Gaza, después del shock que representó la incursión de los terroristas de Hamas a territorio israelí, la más letal para el país -1200 muertos y 240 secuestrados-, le dio oxígeno a Netanyahu. Se apuró a conformar un equipo de guerra, incluyó a militares experimentados como Gantz y otros referentes opositores, y prometió exterminar al grupo islamista que gobierna el enclave palestino desde 2007.

Ben Gvir, el ministro ultranacionalista apuntado por el fallo de inteligencia más grande de la historia de Israel 

Pero después de seis meses de operaciones en Gaza, los resultados solo ofrecen devastación y una falta de rumbo a mediano plazo. Las fuerzas israelíes diezmaron a la cúpula de Hamas, aunque no acabaron con la organización, la cifra de palestinos muertos asciende a 33 mil, según los cálculos más conservadores, el 85% de los habitantes tuvo que dejar sus hogares y la mayoría se refugia en la sobrepoblada Rafah, al sur, donde ahora sobrevive más de un millón de los 2,3 millones de gazatíes, a las puertas de una hambruna generalizada y entre amenazas de una inminente operación militar, y al menos 130 israelíes permanecen secuestrados, de los cuales 34 se estiman que fallecieron.

Netanyahu tampoco se decide por reocupar Gaza e incluso refundar asentamientos allí, como quieren los elementos más ultranacionalistas y antipalestinos de su gobierno. Es el caso del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, dos supremacistas que sueñan con una limpieza étnica en la Franja que incluya echar a los palestinos y repoblarla de colonos, incluso a cambio de la vida de los rehenes israelíes que siguen en manos de Hamas. En cualquier caso, el costo es demasiado alto y ni siquiera está en los planes de aliados estratégicos como EEUU y Egipto. 

Mientras buena parte del gabinete de Netanyahu se limitaba a resaltar el apoyo conseguido por Israel en el ataque del sábado, la rápida respuesta del sistema de defensa nacional o lanzar advertencias a Irán, Ben-Gvir y Smotrich defendían el derecho de su país a un contrataque que “resuene en todo Medio Oriente en las próximas generaciones”. El primero incluso llegó a decir que Israel “tiene que perder el control” en su respuesta Irán. En estas declaraciones, y bajo esta influencia, se explica la preocupación de EEUU sobre la decisión futura de Netanyahu. 

Esta nota fue publicada en el portal LaPolíticaOnline. Leer más

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