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La crisis existencial del cordobesismo bifronte

El cordobesismo no sale del shock. La dura derrota por más de 14 puntos contra los libertarios en las Legislativas y con una lista armada entre el exgobernador Juan Schiaretti y su sucesor, Martín Llaryora, pegó fuerte. Más aún porque al tope de la boleta iba el dueño del bronce, el tres veces gobernador que creyó una vez más en la receta de su compadre Guillermo Seita para lanzarse a una nueva aventura nacional bajo el nombre de Provincias Unidas. 

El triángulo preelectoral en el que creía Seita no existió en las urnas y el votante descreyó -en todos los distritos, menos en Corrientes- en la posibilidad de potenciar un espacio que, más que otro vértice frente a los libertarios y el kirchnerismo, se diluyó como siempre en la reiteradamente fallida ‘avenida del medio’. Figura de la que el schiarettismo quiso escapar en toda la campaña, pero le fue imposible.

Ahora, la dura derrota dejó al cordobesismo en una crisis existencial inédita para el modelo: la chance de un liderazgo monolítico que deje de lado el comando bifronte que históricamente tuvo el PJ mediterráneo. Primero con De la Sota-Schiaretti; luego con Schiaretti-Llaryora; y en este momento, después de una derrota difícil de digerir, frente a la tentación del joystick único.

Las cosas entre el socio fundador y el heredero no quedaron bien y en esto hay razones de sobra. El schiarettismo sospecha que, en el tramo final de la campaña, se reguló, se pisaron recursos para la territorialidad y ahora pondrá el foco en la convivencia entre Llaryora y Natalia de la Sota. Acercamiento que, desde el entorno del actual gobernador, descartan de plano e insisten con la “kirchnerización” de la hija del exgobernador.

El pase de facturas por la derrota de Schiaretti escala la interna del cordobesismo

Para peor, la oposición local mete la cuchara y recalca que Llaryora es uno de los beneficiarios del traspié del último domingo. Teorema para el que juntan argumentos que van desde el bloqueo de la proyección nacional de Schiaretti hasta la atomización opositora de un frente que hoy, además de Luis Juez y Rodrigo de Loredo, tiene a los libertarios Bornoroni y Roca. Un bloque con ambiciones individuales, pero que están, como lo dijo Juez esta semana en un streaming en El Doce, “a menos de tres cafés de ponerse de acuerdo para el 2027”. Se verá.

Por las dudas, los libertarios y Juez van acumulando WhatsApp que juntaron en la noche del domingo y donde aparecen en el chat desde el radical Marcos Ferrer hasta la propia Natalia de la Sota. Con un mismo mensaje de felicitación, aunque, casi con seguridad, con distinto objetivo.

Schiaretti.

En pleno festejo, Juez les dijo a varios radicales “llamen y traigan a Rodrigo (De Loredo)”. Al senador le gusta tener cerca al radical, casi como a un hermano menor al que reta, le llama la atención y también al que le bloquea o controla, probablemente, la chance de un desembarco en el Gabinete nacional. Por las dudas, varios en la UCR ya avisaron que los llamados y la convocatoria a De Loredo no serán muchas, más si lo ven dubitativo e inquieto y con reiterados llamados en dos direcciones: Santiago Caputo y Darío Nieto.

Mientras todo esto pasa, el cordobesismo entra en fase de reconfiguración. Al amague con la intervención de Llaryora en el equipo del intendente Daniel Passerini bajo el argumento de la gestión capitalina, la respuesta vino con todo: “en el 2021, el peronismo sacó 33 puntos menos en la Ciudad”, devolvieron desde la Municipalidad. El detalle no menor es que el intendente de la capital cordobesa en ese momento era Llaryora.

La oposición local mete la cuchara y recalca que Llaryora es uno de los beneficiarios del traspié del último domingo. Teorema para el que juntan argumentos que van desde el bloqueo de la proyección nacional de Schiaretti hasta la atomización opositora de un frente que hoy, además de Luis Juez y Rodrigo de Loredo, tiene a los libertarios Bornoroni y Roca.

Igual, el fantasma de la intervención se sostiene y son varios los funcionarios de Passerini que quedaron en la mira. Como otros tantos, los llaryoristas que no quieren el traspaso de jurisdicción. “Es muy difícil remontar la gestión en la Ciudad, más si se empuja sin un acuerdo político que asegure algunas condiciones a futuro”, dicen cerca de uno de los involucrados.

En la Provincia el clima tampoco es bueno. Tal cual como informó esta semana LPO, el pase de facturas fue con todo y los dardos contra la vicegobernadora Myrian Prunotto trajeron consecuencias porque, si bien no cayó bien que la radical celebrara el triunfo de Provincias Unidas en su localidad, a la titular de la Unicameral la enfureció la viralización de audios con insultos desde algunos despachos del Panal por ese festejo. “Los tiene que echar”, cuentan que bramó la radical apuntando a importantes despachos del Centro Cívico desde los cuales siente que la raspan seguido.

La interna arde, Llaryora esperó los cambios en el Gabinete nacional y a él, que le gusta oxigenar sus gestiones en diciembre post Legislativas, ahora podría adelantar estos movimientos unas semanas. Hay que pagar, pero no se sabe con qué, ni a quién, y mucho menos cuánto.

Esta nota fue publicada en el portal LaPolíticaOnline. Leer más

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